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[:es]El deporte, la esperanza de muchos WINNERS en la vida[:]

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“Si quieres la miel tienes que aguantar las picaduras de las abejas”.

En WIN continuamos con nuestra búsqueda de esos héroes anónimos que con sus actos son un ejemplo de superación para todos. Tenemos una legión de winners y queremos que conozcáis sus historias para que sigan inspirándonos en el día a día. Son solo unos pocos porque sabemos que cada uno de vosotros encierra un winner dentro de sí. Hoy nuestro Espacio Winner se lo dedicamos…  ¡a los deportistas!

Con 20 años, a María Jesús Navarro, Maje, le diagnosticaron artritis reumanoide, una enfermedad degenerativa incurable que, según le dijeron, le dejaría en silla de ruedas. Durante años padeció picos altos de fiebre y se le agarrotaban los músculos, lo que hacía que peinarse supusiera toda una batalla contra el dolor. Maje pasó de proclamarse campeona junior en el Maratón de Valencia y de ser una persona “súper feliz” a vivir un infierno que le hizo dejar a su pareja, los estudios y el deporte. Su vida cambió cuando un buen amigo, que tenía una hija con una enfermedad rara degenerativa, le ‘obligó’ a bajar a correr. “El primer día aguanté cuatro minutos, pero el segundo ya un poco más, eso sí tenía los pies inflamados y acabé hecha polvo. Pero al final, poco a poco, conseguí mejorar”. Con ayuda de un fisioterapeuta, Maje volvió a la competición, ha participado en carreras populares y maratones, es coach y asesora de nutrición y tiene un precioso hijo de 9 años. “El dolor solo me recuerda que estoy viva y que cada día la vida me brinda una nueva oportunidad de ser simplemente feliz a mi manera”.

La historia de Abderrahman Ait Khamouch es la de muchas personas que cada día tratan de cruzar el Estrecho con la esperanza de un futuro aunque con una dificultad añadida. A los 8 años, cuando se encontraba en su aldea al sur de Marruecos, Abderrahman se cayó en un pozo. Debido a la pobreza de su familia y a una deficiente asistencia sanitaria, su lesión se gangrenó y tuvieron que amputarle el brazo derecho. Su sueño era parecerse a su ídolo, el mediofondista El Guerrouj. Ganó un campeonato en la escuela y vio que tenía posibilidades. Pero en su país no veía futuro. Sólo tenía 15 años y quería una oportunidad. Después de tomar la decisión «más importante» de su vida, llegó a suelo español en patera, al cuarto intento, desembarcando en las playas de Fuerteventura. Tras permanecer en varios centros de acogida y acabar trabajando en un parking de Barcelona, sus cualidades deportivas no pasaron desapercibidas. Su primera carrera fue la Cursa de El Corte Inglés en 2003 donde, sin conocer siquiera el trazado urbano, logró un gran resultado. Lo siguiente fue el Campeonato de España de 800 metros y después vinieron nuevos triunfos. Más tarde lograría una de las becas del Comité Paralímpico Español y adquiriría la nacionalidad española. Hoy Abderrahman es el mejor fondista con discapacidad física de España, con tres medallas olímpicas, una de plata y una de bronce, en los Juegos Paralímpicos de Pekín y una medalla de plata en los de Londres. “Si quieres la miel tienes que aguantar las picaduras de las abejas”.

La vida de Eva Moral discurría entre su trabajo como abogada, y su pasión, el triatlón. Su día a día transcurría entre entrenos y competiciones hasta que el fatídico 29 de septiembre de 2013 Eva se apuntó a una ruta cicloturista por la sierra de Madrid. Era un día normal pero empezó a llover y, bajando el puerto de la Morcuera, se le fue la bici. Eva chocó contra un quitamiedos, saltó por un barranco y paró el golpe con la espalda. Lesión medular que la dejaría en una silla de ruedas. Eva estuvo 20 días en la UVI y 15 más ingresada y, tras recibir el alta, fue trasladada al Hospital de Parapléjicos de Toledo, donde permaneció seis meses. Desde el primer momento, Eva trabajó duró para volver a hacer deporte, lo que le sirvió como objetivo para salir adelante. En 2016 se proclamó campeona mundial de paraduatlón y subcampeona europea de paratriatlón, y ha obtenido numerosos reconocimientos por su trayectoria, su esfuerzo y dedicación. “Lo importante es lo que damos por hecho y no damos importancia. Hay que valorar todo y cada momento”.

En WIN también trabajamos por un futuro, el de miles de personas que cada día luchan con un enemigo atroz, el cáncer. Por eso destinamos 60 céntimos de las ventas de cada botella de WIN.0 blanco y tinto a un proyecto de investigación gestionado por la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC). ¡Brindemos por esos Winners que nos enseñan que los obstáculos están para superarlos![:]

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